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Amígdalas inflamadas con frecuencia: ¿cuándo pensar en cirugía?

Las amigdalectomías han disminuido, pero siguen siendo necesarias en algunos casos.

Durante años, extirpar las amígdalas fue una intervención casi rutinaria en la infancia. Hoy en día, gracias a una mejor comprensión del sistema inmunológico y al uso más racional de antibióticos, las indicaciones para la amigdalectomía se han vuelto más específicas. Sin embargo, sigue siendo una opción necesaria y beneficiosa en ciertos pacientes. ¿Cómo saber cuándo está justificada?

¿Qué diferencia hay entre amigdalitis vírica y bacteriana?

Las amígdalas son masas de tejido linfoide situadas en la parte posterior de la garganta. Actúan como una primera línea de defensa frente a virus y bacterias, pero a veces ellas mismas se inflaman o infectan.

  • Amigdalitis vírica: más frecuente, suele presentarse con dolor de garganta leve, fiebre baja, mucosidad y otros síntomas de resfriado. No requiere antibióticos.
  • Amigdalitis bacteriana: más intensa, especialmente si es causada por estreptococo. Aparece con fiebre alta, dolor intenso, dificultad para tragar, placas blanquecinas y ganglios inflamados. Sí requiere tratamiento antibiótico.

Distinguir entre ambos tipos es esencial, ya que la amigdalitis bacteriana mal tratada puede derivar en complicaciones.

¿Cuándo se considera que hay “amigdalitis de repetición”?

Se habla de amigdalitis de repetición cuando las infecciones se vuelven frecuentes y afectan a la calidad de vida. Según los criterios clásicos (Paradise), se recomienda valorar la cirugía si se cumplen al menos uno de estos:

  • 7 episodios en 1 año.
  • 5 episodios por año durante 2 años consecutivos.
  • 3 episodios por año durante 3 años consecutivos.

Cada episodio debe estar bien documentado: fiebre, placas, inflamación ganglionar, resultado positivo de test estreptocócico o cultivo, y tratamiento con antibiótico.

Además de la frecuencia, se tiene en cuenta:

  • Días perdidos de colegio o trabajo.
  • Necesidad frecuente de antibióticos.
  • Complicaciones previas (abscesos, flemón periamigdalino, etc.).

Otros motivos para operar

Además de las infecciones recurrentes, existen otras indicaciones clínicas para realizar una amigdalectomía:

  • Apnea obstructiva del sueño: especialmente en niños con amígdalas hipertróficas que dificultan el paso del aire durante la noche, provocando ronquidos, pausas respiratorias, sueño inquieto y somnolencia diurna.
  • Dificultad para tragar (disfagia): si las amígdalas son tan grandes que interfieren con la deglución normal.
  • Abscesos periamigdalinos recurrentes: infecciones graves alrededor de la amígdala que no responden a tratamientos conservadores.
  • Fetidez persistente o halitosis por detritos en las criptas amigdalinas.
  • Sospecha de malignidad en adultos (rara, pero importante descartar en casos de crecimiento unilateral persistente o dolor sin causa clara).

¿Cómo es la intervención y el postoperatorio?

La amigdalectomía es una cirugía breve (30-45 minutos) que se realiza bajo anestesia general. Existen varias técnicas: bisturí frío, electrocauterio, láser, radiofrecuencia… La elección depende del caso y la experiencia del cirujano.

Postoperatorio:

  • Dolor de garganta moderado a intenso durante 7-10 días.
  • Posible dolor referido al oído.
  • Dieta blanda, hidratación constante y reposo relativo.
  • Evitar ambientes calurosos, esfuerzos o alimentos duros.
  • Riesgo bajo de sangrado postoperatorio (especial atención entre el 5.º y 10.º día).

La recuperación completa suele lograrse en unos 10-14 días. En adultos, el dolor suele ser más intenso que en niños.

¿Existe una edad ideal para hacerlo?

Aunque la amigdalectomía puede realizarse a cualquier edad, es más frecuente en niños entre 3 y 7 años, cuando el tamaño de las amígdalas y la frecuencia de infecciones suelen ser más problemáticas. En adultos, la indicación se basa más en complicaciones, ronquidos severos o abscesos.

No hay una “edad perfecta”, pero cuanto más joven, más rápida y menos dolorosa suele ser la recuperación.

Las amígdalas no siempre son enemigas, pero cuando se convierten en una fuente recurrente de infecciones o provocan problemas respiratorios, la cirugía puede ser la mejor solución. La amigdalectomía es segura y eficaz cuando está bien indicada.