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¿Cómo explorar la audición en niños?

Las técnicas de exploración auditiva en niños requieren condiciones especiales para su realización, ya que hay que tener en cuenta que la colaboración de estos pacientes es diferente a la de los adultos, y estas también dependerán del grado de maduración neurológica del pequeño.

Las estimaciones más fiables sobre la audición en el recién nacido y el lactante se consiguen a través de la evaluación de la audiometría conductual.

Las pruebas conductuales se pueden realizar en campo libre, vía aérea y vía ósea. Dentro de estas pruebas se encuentran: la audiometría de observación del comportamiento, la audiometría condicionada por refuerzo visual, Peep-show y audiometría de juego.

Audiometría de observación del comportamiento 

La audiometría de observación del comportamiento se basa en observar los cambios que se producen en el comportamiento del niño al recibir un estímulo sonoro (reflejos no condicionados). Esta técnica se emplea desde los 0 a los 6 meses de edad y consiste en observar los cambios del comportamiento normal del neonato como consecuencia de la estimulación acústica, que a esta edad debe ser un estímulo de una cierta intensidad (50-80 dB en un entorno de silencio) y por lo general se debe presentar en una fase del sueño no profunda (entre media y una hora antes de la toma del alimento). La principal limitación de esta técnica es la amplia gama de intensidades sobre las cuales los lactantes individuales responderán. Otra limitación es que hay una gran tendencia a que las respuestas del lactante se habitúen rápidamente, y el sesgo del observador puede influir en los resultados.

Audiometría de condicionamiento por refuerzo visual 

La Audiometría de Condicionamiento por Refuerzo Visual (ARV) consiste en la presentación de un estímulo sonoro seguido de un estímulo visual, de manera que, una vez que se consigue condicionar al niño, cuando oiga el estímulo irá a buscar el refuerzo visual antes de que este se haya presentado. El estímulo se presenta a través de un audiómetro y a continuación se ilumina un muñeco que comienza a moverse cuando el niño gira la cabeza buscando el refuerzo visual. Esta técnica se utiliza en niños desde los 6 meses hasta los 3 años.

Entre las ventajas de las anteriores técnicas se encuentra la capacidad de estudiar la vía aérea y la vía ósea. Cuando hablamos de vía aérea nos referimos a que el estímulo sonoro llega al oído del paciente a través del conducto auditivo externo. Este es el caso del sonido que se origina en un altavoz colocado a cierta distancia del oído que deseamos explorar. También utilizamos la vía aérea cuando colocamos un auricular sujeto sobre la oreja del paciente, de forma que el sonido emitido por el auricular penetre sin dificultad a través del conducto auditivo externo.

La audición por vía ósea se establece cuando el impulso sonoro alcanza el oído por conducción ósea. Su exploración requiere contar con una fuente sonora especial, capaz de vibrar con la frecuencia del sonido que emite. El vibrador se aplica firmemente sobre la superficie craneal exterior del sujeto que se desea explorar.

La audiometría de condicionamiento por refuerzo visual es posible realizarla en campo libre, es decir, en una sala sonoamortiguada e insonorizada.

Prueba de Peep-show

Otra técnica para realizar una audiometría de condicionamiento por refuerzo visual es mediante la prueba de Peep-show. Se realiza en niños de 2 a 4 años y está basada en los mismos principios que la audiometría de condicionamiento por refuerzo visual. El estímulo auditivo se presenta de la misma forma que en la ARV, pero para el condicionamiento se necesita que el niño realice un acto motor sencillo como apretar un botón y poner en funcionamiento un tren. Por ello, requiere una mayor colaboración y que el niño sea más mayor que en el anterior caso.

Audiometría de juego 

La audiometría de juego se puede realizar en niños a partir de los 2 años hasta los 5, en los que ya podemos hacer la audiometría tonal y verbal. Se basa en el condicionamiento del niño a realizar un acto motor voluntario al oír un estímulo sonoro. Este estímulo sonoro se envía a través de un audiómetro, que al percibirlo el niño debe realizar un juego como colocar piezas de un rompecabezas o poner arandelas en un palo. La audiometría de juego tiene la ventaja de que permite establecer los umbrales de las vías aérea y ósea separadamente y para cada oído.