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La apnea obstructiva del sueño infantil: síntomas y tratamiento

El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) infantil es un tipo de Trastorno Respiratorio del Sueño (TRS) caracterizado por una obstrucción parcial y/o completa de la vía respiratoria superior. Afecta del 1 al 5% de todos los niños, y su pico de incidencia se encuentra entre los 3 y los 8 años. Altera al crecimiento craneofacial y el desarrollo de funciones básicas como la masticación y la deglución, además de afectar a la calidad de vida de los pacientes por sus múltiples consecuencias.

Las causas de los TRS en la edad pediátrica son multifactoriales. Los factores anatómicos, craneofaciales y neuromusculares, el exceso de tejido linfoide y la inflamación de la vía respiratoria son los componentes más críticos. La hipertrofia de adenoides (vegetaciones) y amígdalas es más prevalente entre los 3 y los 6 años, y está fuertemente relacionada con el SAOS en niños.

El 70% de los niños que padecen apnea obstructiva del sueño presentan maloclusión dental, es decir, tienen alguna desviación de la oclusión ideal de los dientes. Un niño debe respirar la mayor parte del tiempo por su nariz, tener la lengua tocando el paladar cuando tenga la boca cerrada y no roncar de manera repetida. Si no respira de esta manera, se origina un problema en su desarrollo dentofacial.

 

Síntomas

El ronquido es el síntoma más frecuente del SAOS. Los ronquidos pueden ser continuos o intermitentes con intervalos de silencio y empeoran en el contexto de infecciones de vías respiratorias altas. Se recomienda que los padres consulten con el otorrinolaringólogo si su hijo ronca tres noches por semana, realiza un sonido de carácter intenso y se produce sin ir asociado a un proceso catarral. Los niños con apnea también pueden presentar una fisonomía característica: caras alargadas, con una falta del desarrollo del tercio medio facial y retro o micrognatia.

Además, puede padecer alteraciones relativas al sueño como agitación antes de dormir, enuresis, pesadillas, movimientos corporales continuos o despertares frecuentes acompañados de sudoración excesiva. También pueden sufrir alteraciones del comportamiento y aprendizaje como irritabilidad, cambios en la conducta, hiperactividad o agresividad.

 

Tratamiento 

La cirugía adenoamigdalar suele ser el tratamiento indicado para corregir la respiración de los niños, aunque no siempre se soluciona de forma completa. Esto se debe a la presencia de otros problemas, como la hipertrofia turbinal en relación con procesos alérgicos que afectan a casi el 15% de los niños hasta los 8 años, o la presencia de una anquiloglosia lingual que dificulta la correcta posición de lengua imposibilitando una respiración nasal postcirugía y que puede llegar a afectar al 10% de la población pediátrica.

En el caso de que, tras la intervención quirúrgica, el paciente mantenga la respiración oral, es importante examinar al niño en busca de congestión nasal, incluidas las desviaciones del tabique o la rinitis alérgica. También se debe considerar la terapia adyuvante, como la expansión maxilar ortodoncia y/o el entramiento funcional. El seguimiento a largo plazo de apnea obstructiva del sueño (AOS) en niños es obligatorio para prevenir la enfermedad en la edad adulta.

Aunque son muy infrecuentes, entre otras opciones destacan la septoplastia, cirugía de cornetes, cirugía de paladar blando, reducción de amigdala lingual, cirugía craneofacial, osteogénesis por distracción mandibular, cirugía de supraglotis y traqueotomía. En muchos casos estas cirugías se reservan para casos con SAOS residual o con riesgo de persistencia, niños obesos, con anomalías craneofaciales o con SAOS graves.